jueves, 27 de septiembre de 2012

Prostatitis








La prostatitis es una inflamación de la glándula prostática, que se presenta a cualquier edad, pero sobre todo en mayores de 40 años. Entre los síntomas que pueden aparecer se encuentra dificultad y dolor al orinar, orinar con más frecuencia de lo acostumbrado, fiebre, dolor en la parte baja de la espalda o dolor en la ingle, dolor al eyacular y, a veces, imposibilidad para orinar.

 


Muchos hombres, al sufrir estas molestias  y recibir el diagnóstico de prostatitis, lo asocian con cáncer. Hasta ahora no se ha demostrado científicamente que haya una relación entre la enfermedad y el cáncer.

Síntomas

“Cuando la prostatitis es aguda el paciente refiere sentirse muy mal. Puede tener escalofríos y fiebre, malestar abdominal inferior (por encima del hueso púbico); dolor perineal y quemadura al orinar, dolor al eyacular y en la parte baja de la espalda. Si  la enfermedad está más avanzada, puede reducirse la potencia del chorro de orina, puede haber dificultad urinaria y retención de la orina (incapacidad de vaciar por completo la vejiga), en algunos casos requiere hospitalización”, explica el doctor Elías Mora Kumboz, urólogo de la Policlínica Metropolitana.

La prostatitis puede aparecer en conjunto con epididimitis (inflamación del epidídimo) u orquitis (inflamación del testículo), especialmente si es provocada por una enfermedad de transmisión sexual. Otros síntomas asociados con esta patología son: Sangre en la orina, dolor en el testículo,  presencia de sangre en el semen y olor desagradable de la orina.


Tipos de prostatitis

 

De acuerdo a sus características, la prostatitis puede ser: Aguda o infecciosa; crónica bacteriana con infección urinaria recurrente; crónica sin infección y  prostatodinia (dolor en la próstata).

Prostatitis infecciosa aguda: Al paciente le da fiebre, escalofríos, molestias al orinar, podría haber retención de orina. Esta enfermedad es frecuente en pacientes con hiperplasia prostática benigna, también puede estar asociada a una enfermedad de transmisión sexual.

Prostatitis crónica bacteriana con infección urinaria recurrente: Hay un aumento en el patrón miccional, ardor en la uretra,  presencia de sangre en el semen, no hay fiebre. Está asociada a infecciones urinarias recurrentes. También puede haber uretritis que es la inflamación de la uretra.

Prostatitis crónica sin infección: Este tipo de prostatitis  puede ser inflamatoria, no bacteriana y su origen puede estar asociado a un trastorno de los nervios y los músculos que rodean a la glándula prostática. Se conoce como Síndrome doloroso pelviano.

Prostatodinia: Se manifiesta  con micciones frecuentes y dolorosas, disminuye la potencia del chorro urinario, dolor en la parte baja de la espalda. A veces la sintomatología aparece y desaparece.


 
Diagnóstico


Cuando el paciente llega a la consulta del urólogo refiriendo estas manifestaciones, es necesario practicar una serie de estudios. Se hace un examen físico para evaluar si la próstata se encuentra inflamada, dura, si hay sensibilidad o edema escrotal y secreción uretral. El tacto debe realizarse sin brusquedad.

El análisis de orina y el cultivo se lleva a cabo con tres muestras de orina, siendo la primera el chorro inicial, la segunda a la mitad del chorro y la tercera muestra se recolecta después de dar masaje prostático, si la próstata no está muy inflamada. Este tercer paso puede ser omitido a consideración del médico, si no está muy inflamada, por el riesgo de diseminar la infección o ante la existencia de un absceso.

Cuando hay prostatitis es posible que el antígeno prostático especifico (PSA) salga elevado y haya alteraciones en el análisis de la orina.
 

Factores de riesgo

Entre los factores de riesgo se encuentran infección reciente en la vejiga o en cualquier otra parte del cuerpo, agrandamiento de la próstata, relaciones sexuales anales sin protección, lesión o traumatismo del perineo (zona entre el escroto y el ano).

También implican un riesgo mayor para desarrollar la enfermedad la presencia de orquiepididimitis    (inflamación combinada de un testículo y el epidídimo), pacientes con catéter uretral permanente, una baja en los mecanismos de defensa del organismo, fimosis, instrumentación uretral, cálculos vesicales, hiperplasia prostática y estrechez en la uretra.

Tratamientos

El tratamiento depende del tipo de prostatitis, en muchos casos se trata con fármacos, se indican antibióticos, mínimo por un mes, para disminuir la recurrencia.

El médico toma en consideración la edad del paciente, su estado de salud general y  le explica el tratamiento a seguir. “El paciente es parte activa del tratamiento” enfatiza el especialista.
 
En algunos pacientes la prostatitis aguda puede ser recurrente. “Cuando es así,  se convierte en prostatitis crónica, esto puede suceder si no se indica el antibiótico adecuado  o no se prescribe por un tiempo prolongado”,  explica el doctor Mora Kumboz.

Aunque muchos pueden temerlo,  la presencia de prostatitis no implica cirugía. “No esta indicado, a menos que exista  un absceso que hay  que drenar o una hiperplasia obstructiva asociada. Generalmente, la prostatitis puede tratarse con medicamentos. En la mayoría de los casos la cirugía no es necesaria”.

Con respecto al PSA los valores pueden elevarse inicialmente. Es necesario controlarlo al mes de haber iniciado tratamiento para constatar que han  descendido a valores normales.
 
 “Si persiste un PSA elevado pudiese haber la necesidad de realizar una biopsia prostática”, señaló el doctor Mora Kumboz.
 
 
Nota: Los contenidos de este blogspot son de carácter informativo, cuya finalidad es orientar a los lectores acerca de noticias, avances, novedades en materia de urología, no pretende sustituir la consulta. Evite la automedicación y consulte a su médico ante cualquier síntoma que ponga en riesgo su salud. Les agradecemos nos escriban a morakumboz@gmail.com


 

jueves, 13 de septiembre de 2012

Escenarios en el seguimiento de pacientes con cáncer de próstata







El cáncer de próstata, gracias a la pesquisa que se realiza empleando la prueba de PSA (Antígeno prostático específico) examen físico y, biopsia, se detecta cada vez más en etapas tempranas, sin embargo, una vez realizado el diagnóstico y decidido el tratamiento, que puede ser terapia única o multimodal, según el caso, el resultado dependerá de si el cáncer es de bajo o alto riesgo.

El doctor Elías Mora Kumboz , médico urólogo de la Policlínica Metropolitana , señala que un aspecto relevante en cáncer de próstata es evaluar los resultados después de la cirugía y durante los controles, en pacientes  que han recibido tratamiento primario, bien sea cirugía o radioterapia, que son las opciones más utilizadas.  Además, es necesario distinguir entre los pacientes de bajo y  alto riesgo en cáncer de próstata incipiente, que a veces vienen con sorpresas debido a que no existen estudios perfectos que permitan diferenciar un tumor de otro.
Por definición, los pacientes de alto riesgo son aquellos que presentan un antígeno prostático por encima de  20, un Gleason mayor a 7 y una próstata dura al tacto. 

El paciente de bajo riesgo, presenta un PSA menor a 10,  un Gleason menor a 7 y en la mayoría de los casos no se palpa dureza al tacto. 
Para los casos de cáncer de próstata de alto riesgo no existen terapias únicas curativas. "Los pacientes en esta condición deben recibir tratamiento multimodal: combinación de cirugía con radioterapia, con quimioterapia y con hormonoterapia”

También, a un paciente de alto riesgo,  se le puede dar radioterapia, quimioterapia u hormonoterapia, previo o después de la cirugía, “el tratamiento no es igual en todos los casos, existen muchas opciones”, agrega el especialista.
Pese a  que se haga una buena cirugía, una buena radioterapia, un paciente con cáncer de próstata de alto riesgo, a la larga puede recaer.

Resultados después del tratamiento primario

 
Las pruebas de PSA son una parte importante en el control  del cáncer de próstata durante y después del tratamiento. “Si  a un paciente el PSA no  le regresa a cero  después de la cirugía, necesitará  tratamiento adicional  porque debe haber  alguna enfermedad a distancia y/o local (residual) que no pudo detectarse con tomografías, resonancia  ni con el Gammagrama óseo, debido a que esos estudios no detectan enfermedades microscópicas, sin embargo, se realizan para tenerlos como patrón de comparación a futuro”.

Puede  suceder, que luego de  la cirugía, el PSA baje a cero, pero luego comience a subir.  “Ese incremento del antígeno prostático específico se conoce como  recurrencia bioquímica. Si surge antes de cumplir un año de haberse realizado la cirugía, probablemente se debe a que  la enfermedad está a distancia y/o local persistente (residual), fuera de la próstata, pero a nivel microscópico, por lo que no se puede detectar con los métodos de imágenes que disponemos hasta ahora”
Es bueno acotar que si el PSA se incrementa, es bueno repetir la prueba en otro laboratorio.

Existe la posibilidad que en pacientes  de alto riesgo, antes de cumplir un año de recibir tratamiento,  surja una recaída bioquímica: “comienzan a sentirse mal, es muy probable que haya enfermedad a distancia”

El doctor Mora Kumboz  explica que también puede  producirse una recaída local. “Si el PSA sube después del año, dos o tres del tratamiento, se piensa que hay una recaída local  y en este caso, se indica radioterapia”.

“Es importante que el paciente sepa que está controlado, no curado. El hecho de haber sido operado y “eliminado” el tumor no es garantía de que no pueda haber recurrencia o recaída en el tiempo, ya que las células residuales o recurrentes no se pueden detectar al principio con los métodos disponibles” acotó.
“Recordar que cada pacientes es diferente (factor paciente) y que ninguna enfermedad es  igual en todos los pacientes (factor cáncer). En este punto hay más preguntas que respuestas” finalizó.

 

Nota: Los contenidos de este blogspot son de carácter informativo, cuya finalidad es orientar a los lectores acerca de noticias, avances, novedades en materia de urología. Evite la automedicación y consulte a su médico ante cualquier síntoma que ponga en riesgo su salud. No pretende sustituir la consulta. Agradecemos nos escriban a morakumboz@gmail.com que es la forma más expedita de contestarles. Gracias

 




domingo, 2 de septiembre de 2012




Infecciones urinarias
 
Las infecciones que alteran a la mujer en su mayoría resultan ser infecciones urinarias. En algunos casos los antibióticos no destruyen por completo las bacterias y por ello la enfermedad reaparece
 
BEATRIZ NAVAS
 
 
El doctor Elías Mora Kumboz, urólogo de la Policlínica Metropolitana, explica que una infección urinaria puede ser esporádica, y presentarse una vez al año o una vez en la vida. Sin embargo, cuando se registran más de tres episodios al año se convierte en recurrente. Este tipo de patología generalmente constituye un dolor de cabeza para el médico tratante y para la paciente, porque pese a los tratamientos, las infecciones siguen reapareciendo.

La mayoría de las infecciones recurrentes provienen del intestino distal y del epitelio vaginal. Hoy se piensa que persisten porque se mantienen reservorios bacterianos subclínicos, llamados nichos, en el epitelio urinario. "Pese al tratamiento antimicrobiano adecuado, que se indica según el urocultivo, quedan ocultos nichos de bacterias que causan la recurrencia. Pareciera que los antibióticos no destruyen por completo las bacterias, de allí que la infección reaparece".

TIPOS DE INFECCIONES
Existen varios tipos de infecciones, de acuerdo con la zona del cuerpo donde estén ubicadas. Cuando la infección ocurre en el riñón y en los uréteres se denomina infección urinaria alta, y cuando se localiza en la vejiga o uretra se llama infección urinaria baja. La mayoría de las infecciones urinarias recurrentes son en la vejiga, y se conocen como cistitis. También las infecciones pueden ser complicadas o no, lo cual depende de muchos factores.

"Se habla de infección no complicada cuando ocurre en pacientes sanas que no tienen alteraciones anatómicas ni funcionales en las vías urinarias; es decir, no hay estrechez, ni cálculos, ni vejiga neurogénica, un daño neurológico que hace que la vejiga comience a funcionar mal", señala el doctor Mora Kumboz, al advertir que cuando existe alguna de estas alteraciones se trata de infecciones complicadas.

FACTORES DE RIESGO
Entre los más comunes se encuentran la bacteriuria asintomática. Por otra parte, variaciones anatómicas, por ejemplo, la distancia entre el ano y la vagina: si la distancia es corta, hay más riesgo de infecciones. De igual forma, influyen factores genéticos porque se puede heredar la tendencia a tener infecciones urinarias recurrentes.

El comportamiento en la actividad sexual también puede incrementar el riesgo de infección. Aunque no se ha comprobado que incida considerablemente, la micción (orinar) antes y después del coito, hacerlo con frecuencia, una adecuada ingesta de líquido y la práctica de una buena higiene personal, aunque no son estadísticamente significativas, son recomendables.

Asimismo la edad, la incontinencia, prolapso y un residuo postmiccional elevado, y en el caso específico de las mujeres postmenopaúsicas, la baja de estrógenos que acompaña esta condición, así como también la humedad en la zona del periné, son agentes que facilitan la colonización de bacterias uropatógenas.

MANEJO Y TRATAMIENTO
El doctor Mora Kumboz indica que a todo paciente que presenta infecciones del tracto urinario debe hacérsele una historia clínica detallada y examen abdominal pélvico, examen simple de orina y urocultivo. Aunque existe polémica acerca de si se debe hacerse eco renal y cistoscopia durante la visita inicial, el especialista considera que es lo pertinente. "Se han visto casos de pacientes tratados con antibióticos de forma reiterada, sin haber averiguado la causa de la recurrencia, que pudiera ser, por ejemplo, la presencia de un cálculo renal, un tumor vesical o vejiga neurógena, por lo que hay que hacer diagnósticos diferenciales, practicar el eco renal y la cistoscopia para determinar si hay otra enfermedad que produce la infección".

El tratamiento depende del tipo de infección y de la recurrencia. El especialista aclara que si se trata de bacteriuria asintomática en mujeres sanas, no se recomienda tratamiento. "Si es sintomática se siguen las pautas para tratamiento de cistitis y pielonefritis aguda no complicadas y pautas especiales para casos complicados, que son aquellos en que existen enfermedades asociadas, como por ejemplo, diabetes, embarazo; en estos casos, sí amerita tratamiento".
 
Publicado en Tal Cual 30/08/2012