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#Embarazo
Durante el embarazo pueden surgir trastornos urológicos que ameritan ser
evaluados por el urólogo para efectuar el diagnóstico y tratamiento. El más
común es la infección urinaria que deben
ser tratada oportunamente para minimizar los riesgos. En la mayoría de los
casos, se administra antibióticos. La embarazada suele experimentar temor por
los posibles efectos que podría representar para el feto. En la actualidad
existen medicamentos que pueden tomarse
durante el embarazo que no representan
riesgos para el bebé en gestación. Sin embargo, lo ideal es no tener que administrarlos en el primer
trimestre de gestación, por lo que es muy importante planificar el embarazo para que cuando llegue,
la mujer esté sana, pero si se presenta alguna enfermedad urológica en este
período hay que tratarla. Toda embarazada que presente algún tipo de trastorno
urológico debe acudir al especialista, no hacerlo puede traer consecuencias.
#Terapia
de Reemplazo con Testosterona : Su empleo se ha vuelto muy popular entre los hombres
mayores de 40 años debido a la creencia que contrarresta la disminución sexual
que llega con la edad. No obstante, el médico debe realizar una evaluación
diferencial para determinar si el paciente realmente puede recibir la terapia. A
partir de los 40 años, los hombres pueden experimentar síntomas relacionados
con la andropausia o hipogonadismo de comienzo tardío resultado de una baja de
los niveles de testosterona. Esto conlleva a que muchos deseen la terapia de
reemplazo hormonal y que incluso lleguen a automedicarse. Administrar testosterona
puede tener efectos adversos porque
puede alterar los niveles de colesterol y de triglicéridos, lo que conlleva a
riesgos cardiovasculares, problemas con la tensión arterial y elevación de los
niveles de hemoglobina; por lo que, si decide aceptar la terapia, el paciente
tendrá que controlarse permanentemente. Consulte a su urólogo, no se
automedique.
#Controles:
El seguimiento a pacientes, después de
recibir el tratamiento primario por cualquier tipo de cáncer urológico es
individualizado, por lo que se
aborda de acuerdo a riesgos y patrones
de recurrencia de cada malignidad, pues no todos los pacientes tienen el mismo
tumor. Ningún paciente es igual a otro. La fase de cuidado, luego del
tratamiento primario del paciente con cáncer, es muy importante, tiene
implicaciones médicas, sociales, sicológicas, y económicas. Al sobreviviente hay que proporcionarle un cuidado de calidad, no dejarlo a la deriva. Esta fase
posterior al tratamiento primario debe contar con el apoyo de un equipo
multidisciplinario: urólogo, oncólogo, radioterapeuta, sicólogo, terapeuta,
trabajador social, sexólogo, para trabajar coordinadamente de forma tal que no se pierda lo
logrado. El equipo
multidisciplinario determina la
frecuencia óptima de los controles posteriores al tratamiento primario y debe brindar, cada uno
en su área, el apoyo que el paciente requiera para que tenga calidad de vida.