El siguiente reportaje fue publicado en el suplemento A tu Salud , dirigido por María Laura García, a quien agradecemos altamente su apoyo en la difusión de nuestras informaciones
http://www.atusaludenlinea.com/Salud/Noticias/Noticia-Principal/Un-abordaje-optimista-pero-realista-ayuda-a-pacien.aspx
Los pacientes con cáncer de próstata diagnosticados precozmente y que son tratados quirúrgicamente, o con radioterapia u hormonoterapia, pueden experimentar efectos colaterales indeseables en la esfera sexual y urinaria, que pudieran impactar negativamente en su calidad de vida.
De allí que es pertinente prepararlos previamente al tratamiento en forma realista, acerca de esos efectos colaterales que pudieran alterar los resultados post operatorios.
El doctor Elías Mora Kumboz, especialista en Urología Oncológica,(www.dreliasmorakumboz.blogspot.com ) destaca la importancia de la información veraz en la relación médico-paciente.
“Independientemente de la técnica utilizada (cirugía abierta, laparoscópica o robótica ) o de tratamientos alternos ( radioterapia externa o braquiterapia ) con cualquier método de tratamiento utilizado puede haber excelentes resultados, así como también complicaciones y efectos colaterales indeseables que son minimizados, dependiendo de la experiencia del cirujano y de las características individuales del paciente y su enfermedad”.
De acuerdo a un estudio que se publicó en agosto de 2011 en la revista Journal of Urology, la tasa de satisfacción luego de una cirugía abierta o robótica varía entre 80 a 90 %, mientras que la tasa de frustración o arrepentimiento se ubicó entre 10 y 20 %.
Refiere el doctor Kumboz que ese nivel de frustración o arrepentimiento se debe a que los pacientes no recibieron una explicación realista en el período preoperatorio acerca de lo que deberían esperar después de la operación.
Agrega el especialista que muchas informaciones que se divulgan en la red, las que ofrecen las compañías que mercadean el robot y algunos centros de salud, suelen dar resultados optimistas, exagerando los beneficios y minimizando las complicaciones. Esto puede confundir al paciente y hacer que tenga falsas expectativas acerca de los resultados que obtendrá una vez que se someta a cualquiera de los tratamientos mencionados anteriormente.
Un paciente joven que tenga la enfermedad localizada dentro de la próstata y una buena función sexual pre operatoria, si se hace la cirugía técnicamente correcta, va a recuperar sus funciones en el post operatorio en la mayoría de los casos. Lo que a veces sucede es que el paciente, sino tiene una vida sexual óptima, puede creer que con la cirugía o con el robot va a mejorar su función sexual y no es así, porque estas cirugías se emplean para extraer la próstata, no para mejorar la sexualidad.
Kumboz cita que, en una encuesta que se realizó en Estados Unidos, se les preguntó a los pacientes con cáncer de próstata localizado si aceptarían un tratamiento que alargue su expectativa de vida, pero corriendo el riesgo de perder su función sexual: un 20 % afirmo que no lo aceptaría y un 40 % aceptaría el tratamiento de forma incondicional, lo que quiere decir que las prioridades no son iguales para todas las personas.
El valor de una actitud positiva
El especialista señala que cuando se le comunica al paciente que tiene cáncer, éste piensa que es una sentencia de muerte y no es así. “Queda altamente impactado, comienza a averiguar, a preguntar, y en esa búsqueda, consigue información contradictoria, lo que hace que se confunda más”.
Es poco probable que un paciente procese toda la información relativa al tratamiento y sus consecuencias, de allí la importancia de la relación médico-paciente, donde éste último debe formar parte activa en la toma de decisiones sobre el tratamiento a elegir, basado en la información veraz y honesta del médico para que al final el beneficiado sea el paciente.
Añade que es fundamental que el paciente tenga una actitud positiva, que le permita aliviar el estrés, de igual forma, es importante tener un soporte religioso o espiritual, porque no solo cuenta lo científico.
Los pacientes afectados con cáncer deberían recibir el apoyo de un equipo multidisciplinario que involucre al urólogo, oncólogo, enfermeras, técnicos, sicólogos, terapistas de grupo y la familia.
“Las terapias de grupo pueden resultar muy beneficiosas, porque escuchar el testimonio de sobrevivientes y la forma cómo han podido superar la enfermedad, puede ayudar a recobrar la esperanza. Aunque es bueno acotar que no todas las enfermedades son iguales y no todos los pacientes reaccionan de la misma forma” señaló.
Añade que esta actitud positiva debe ser balanceada con una expectativa realista. “Los médicos tenemos la responsabilidad de educar e informar a los pacientes. Mejor que la tecnología, es la experiencia del cirujano y el respeto que merece el paciente. El proceso de sanación demanda mucho más que ciencia, requiere una movilización de la expectativa positiva de vida del paciente”, acota finalmente.
De allí que es pertinente prepararlos previamente al tratamiento en forma realista, acerca de esos efectos colaterales que pudieran alterar los resultados post operatorios.
El doctor Elías Mora Kumboz, especialista en Urología Oncológica,(www.dreliasmorakumboz.blogspot.com ) destaca la importancia de la información veraz en la relación médico-paciente.
“Independientemente de la técnica utilizada (cirugía abierta, laparoscópica o robótica ) o de tratamientos alternos ( radioterapia externa o braquiterapia ) con cualquier método de tratamiento utilizado puede haber excelentes resultados, así como también complicaciones y efectos colaterales indeseables que son minimizados, dependiendo de la experiencia del cirujano y de las características individuales del paciente y su enfermedad”.
De acuerdo a un estudio que se publicó en agosto de 2011 en la revista Journal of Urology, la tasa de satisfacción luego de una cirugía abierta o robótica varía entre 80 a 90 %, mientras que la tasa de frustración o arrepentimiento se ubicó entre 10 y 20 %.
Refiere el doctor Kumboz que ese nivel de frustración o arrepentimiento se debe a que los pacientes no recibieron una explicación realista en el período preoperatorio acerca de lo que deberían esperar después de la operación.
Agrega el especialista que muchas informaciones que se divulgan en la red, las que ofrecen las compañías que mercadean el robot y algunos centros de salud, suelen dar resultados optimistas, exagerando los beneficios y minimizando las complicaciones. Esto puede confundir al paciente y hacer que tenga falsas expectativas acerca de los resultados que obtendrá una vez que se someta a cualquiera de los tratamientos mencionados anteriormente.
Un paciente joven que tenga la enfermedad localizada dentro de la próstata y una buena función sexual pre operatoria, si se hace la cirugía técnicamente correcta, va a recuperar sus funciones en el post operatorio en la mayoría de los casos. Lo que a veces sucede es que el paciente, sino tiene una vida sexual óptima, puede creer que con la cirugía o con el robot va a mejorar su función sexual y no es así, porque estas cirugías se emplean para extraer la próstata, no para mejorar la sexualidad.
Kumboz cita que, en una encuesta que se realizó en Estados Unidos, se les preguntó a los pacientes con cáncer de próstata localizado si aceptarían un tratamiento que alargue su expectativa de vida, pero corriendo el riesgo de perder su función sexual: un 20 % afirmo que no lo aceptaría y un 40 % aceptaría el tratamiento de forma incondicional, lo que quiere decir que las prioridades no son iguales para todas las personas.
El valor de una actitud positiva
El especialista señala que cuando se le comunica al paciente que tiene cáncer, éste piensa que es una sentencia de muerte y no es así. “Queda altamente impactado, comienza a averiguar, a preguntar, y en esa búsqueda, consigue información contradictoria, lo que hace que se confunda más”.
Es poco probable que un paciente procese toda la información relativa al tratamiento y sus consecuencias, de allí la importancia de la relación médico-paciente, donde éste último debe formar parte activa en la toma de decisiones sobre el tratamiento a elegir, basado en la información veraz y honesta del médico para que al final el beneficiado sea el paciente.
Añade que es fundamental que el paciente tenga una actitud positiva, que le permita aliviar el estrés, de igual forma, es importante tener un soporte religioso o espiritual, porque no solo cuenta lo científico.
Los pacientes afectados con cáncer deberían recibir el apoyo de un equipo multidisciplinario que involucre al urólogo, oncólogo, enfermeras, técnicos, sicólogos, terapistas de grupo y la familia.
“Las terapias de grupo pueden resultar muy beneficiosas, porque escuchar el testimonio de sobrevivientes y la forma cómo han podido superar la enfermedad, puede ayudar a recobrar la esperanza. Aunque es bueno acotar que no todas las enfermedades son iguales y no todos los pacientes reaccionan de la misma forma” señaló.
Añade que esta actitud positiva debe ser balanceada con una expectativa realista. “Los médicos tenemos la responsabilidad de educar e informar a los pacientes. Mejor que la tecnología, es la experiencia del cirujano y el respeto que merece el paciente. El proceso de sanación demanda mucho más que ciencia, requiere una movilización de la expectativa positiva de vida del paciente”, acota finalmente.
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