A continuación publicamos entrevista realizada por la periodista Giuliana Chiappe, cortesía de El Universal
Salud | La radioterapia es menos invasiva
La quimioterapia puede deteriorar los tejidos blandos
El monitoreo debe ser constante para evitar otros daños o infecciones
La quimioterapia repercute tanto en la defensa como en el buen funcionamiento de los órganos del cuerpo ARCHIVO
GIULIANA CHIAPPE | EL UNIVERSAL
jueves 14 de julio de 2011 12:00 AM
A todo paciente con cáncer que recibe quimioterapia se le debe monitorear, con frecuencia, los órganos blandos de su organismo. La razón es que pueden deteriorarse por la agresividad de los fármacos suministrados durante ese tratamiento oncológico.
Estos pacientes también deben someterse a exámenes de laboratorio periódicos, entre los que se incluye prueba de orina, para detectar probables infecciones causadas por la debilidad de la persona, causada también por las terapias contra el cáncer.
Según explicó Elías Mora Kumboz (www.dreliasmorakumboz.blogspot.com), urólogo oncólogo de la Policlínica Metropolitana y ex jefe de servicio del Oncológico Padre Machado, en el caso de los tumores en las vías urinarias, los urólogos se ocupan de extirpar los tumores focalizados. "En caso que ya estén extendidos o se escapen de control a pesar de la intervención quirúrgica, el paciente es remitido a un oncólogo que decide cuál tratamiento se le aplica", entre los que se cuenta la radioterapia o la quimioterapia.
Un paciente que recibe quimioterapia puede reportar daños en órganos blandos, especialmente en riñones o vejiga. Este deterioro es causado indirectamente por efectos tóxicos de los medicamentos. Los médicos deben monitorear el estado de estos órganos igual que hacen con otros valores como los glóbulos blancos y rojos.
Con las pruebas de orina también se indaga sobre el funcionamiento adecuado de los riñones de un paciente oncológico. También indican la existencia de cualquier infección urinaria, una de las más frecuentes en pacientes con defensas inmunológicas bajas y también más riesgosas pues pueden derivar en una sepsis, grave respuesta del organismo ante la presencia de microbios en la sangre, orina, pulmón, piel o cualquier otro tejido.
Las enfermedades de los órganos blandos causadas por las terapias oncológicas se tratan normalmente, por el médico especialista al que le corresponde tal patología.
La radioterapia, que es otro de los tratamientos contra el cáncer, es menos invasiva que la quimioterapia en el sentido que sólo produce repercusiones locales.
La radioterapia, otro de los tratamientos más usuales para combatir el cáncer, es quizás algo menos invasiva que la quimioterapia en el sentido que sus efectos son más locales. Por ejemplo, en el caso de un cáncer en el área pélvica, los efectos de la radiación podrían causarle problemas como cistitis, cistitis con sangre, rectitis, ardor al orinar, algún nivel de incontinencia o problemas de erección, en el caso de tumor en próstata, pues la radioterapia puede afectar los nervios cavernosos.
El monitoreo de órganos blandos y los exámenes constantes de orina son medidas médicas recomendadas a los pacientes que ya han recibido algún tipo de quimioterapia, pues son los más susceptibles a desarrollar infecciones o daños colaterales debido a la agresividad del tratamiento.
Estos pacientes también deben someterse a exámenes de laboratorio periódicos, entre los que se incluye prueba de orina, para detectar probables infecciones causadas por la debilidad de la persona, causada también por las terapias contra el cáncer.
Según explicó Elías Mora Kumboz (www.dreliasmorakumboz.blogspot.com), urólogo oncólogo de la Policlínica Metropolitana y ex jefe de servicio del Oncológico Padre Machado, en el caso de los tumores en las vías urinarias, los urólogos se ocupan de extirpar los tumores focalizados. "En caso que ya estén extendidos o se escapen de control a pesar de la intervención quirúrgica, el paciente es remitido a un oncólogo que decide cuál tratamiento se le aplica", entre los que se cuenta la radioterapia o la quimioterapia.
Un paciente que recibe quimioterapia puede reportar daños en órganos blandos, especialmente en riñones o vejiga. Este deterioro es causado indirectamente por efectos tóxicos de los medicamentos. Los médicos deben monitorear el estado de estos órganos igual que hacen con otros valores como los glóbulos blancos y rojos.
Con las pruebas de orina también se indaga sobre el funcionamiento adecuado de los riñones de un paciente oncológico. También indican la existencia de cualquier infección urinaria, una de las más frecuentes en pacientes con defensas inmunológicas bajas y también más riesgosas pues pueden derivar en una sepsis, grave respuesta del organismo ante la presencia de microbios en la sangre, orina, pulmón, piel o cualquier otro tejido.
Las enfermedades de los órganos blandos causadas por las terapias oncológicas se tratan normalmente, por el médico especialista al que le corresponde tal patología.
La radioterapia, que es otro de los tratamientos contra el cáncer, es menos invasiva que la quimioterapia en el sentido que sólo produce repercusiones locales.
La radioterapia, otro de los tratamientos más usuales para combatir el cáncer, es quizás algo menos invasiva que la quimioterapia en el sentido que sus efectos son más locales. Por ejemplo, en el caso de un cáncer en el área pélvica, los efectos de la radiación podrían causarle problemas como cistitis, cistitis con sangre, rectitis, ardor al orinar, algún nivel de incontinencia o problemas de erección, en el caso de tumor en próstata, pues la radioterapia puede afectar los nervios cavernosos.
El monitoreo de órganos blandos y los exámenes constantes de orina son medidas médicas recomendadas a los pacientes que ya han recibido algún tipo de quimioterapia, pues son los más susceptibles a desarrollar infecciones o daños colaterales debido a la agresividad del tratamiento.
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